jueves, 29 de junio de 2017

POBREZA ENERGÉTICA Y SALUD ¿CÓMO NOS AFECTA?

La pobreza energética mata. Es un asesino silencioso que, lejos de atentar contra las vidas de los ciudadanos en la calle, lo hace tranquilamente intramuros, en nuestros propios hogares.
¿Pero cuánto mata? ¿es relevante el número de muertes por este motivo para que ahora esté tan en el candelero y en el discurso de nuestros políticos? ¿Es motivo de tanto revuelo o, por otra parte, un elemento mediático más para que los políticos anden a la gresca?

En España, viene afortunadamente saliendo también del hogareño silencio los casos de violencia de género. Según las estadísticas las mujeres asesinadas en España por violencia de género machista ascendieron a 44 en el año 2016. Desde 2007 hasta 2016, el año con mayor número de muertes fue 2008 en que ascendió a 76. Según la organización World Wildlife Fund (WWF), en España se dan 800 muertes adicionales en invierno anuales por condiciones inadecuadas de las viviendas. Es decir las muertes por mal acondicionamiento energético de los hogares españolas superan en más de un orden de magnitud a las muertes por violencia de género machista. Pero sin duda la repercusión mediática de aquellas es casi nula en referencia a éstas.
Los fallecidos en carretera en 2015 fueron 1.689, esto es, aproximadamente el doble de los referidos en relación a la pobreza energética. Y ya sabemos, ahora que llega el verano, cuantas referencias y campañas diarias se hacen en todos los medios en pro de la seguridad vial, para extremar la prudencia, preparar los viajes, recordar nuevas normas de tráfico, sanciones, multas, radares, etc. etc. ¿se hacen por comparación la mitad de campañas para aprender a ahorrar en la factura eléctrica?, o ¿se facilita el acceso a ayudas para el aislamiento térmico de las viviendas?¿se consideran a las familias en riesgo de exclusión social?

Mi análisis concluye aquí y por supuesto no persigue ningún otro tipo de comparación adicional. Una muerte innecesaria es una muerte evitable sea cual sea su causa. Pero es claramente evidente la falta de foco sobre la cuestión de la pobreza energética. Y más aún si tenemos en cuenta la casi total ausencia de normativa al respecto, de cara a la protección a los colectivos más vulnerables, sumado al más que previsible incremento del rigor climático por el cambio climático global, el reciente estallido de la burbuja inmobiliaria que ha traído como consecuencia una desaforada sobre-producción de viviendas, donde ha primado la velocidad a la calidad, y sumado asimismo a un laxo seguimiento del cumplimiento del Código Técnico de la Edificación (marco normativo que establece las exigencias que deben cumplir los edificios en relación con los requisitos básicos de seguridad y habitabilidad establecidos en la Ley de Ordenación de la Edificación).

Y claro está, hablar de pobreza energética es hablar de costes sanitarios. Una “nueva” epidemia que hace su aparición en el panorama clínico y que viene a desafiar nuevamente la capacidad del presupuesto destinado a sanidad pública de hacer frente a este reto. No sólo se saturan los hospitales y centros de salud en las estaciones climáticas más críticas, sino que suponen miles de horas perdidas por ausencia a los puestos de trabajo.

Según el informe de WWF de las 18 millones de viviendas de primera ocupación que hay en España, el 75% no cumple con los estándares de confort necesarios. 4,5 millones de hogares no pueden mantener la temperatura adecuada en verano y 3,3 en invierno. En él se recoge, asimismo, la mortalidad atribuible al frío en distintas provincias y lo relaciona con la antigüedad de las viviendas, la edad de la población y la tasa de riesgo de pobreza. De los datos destacan las provincias andaluzas, con 57 muertes atribuibles en Málaga y 59 en Sevilla entre 2000 y 2009, lo que se relaciona con un elevado riesgo de pobreza.

Se hace evidente y perentoria la transición hacia un modelo de sociedad que proteja verdaderamente el interés público. A las familias y a su inalienable derecho a un hogar sano antes que a la entidad bancaria desahuciante. A un sistema sanitario agotado por unas cargas que se podrían aliviar en gran medida con un cambio del foco de nuestros dirigentes hacia las políticas sociales. Si no es así, la pobreza energética dará mucho que hablar y que hacer al colectivo sanitario.




miércoles, 28 de junio de 2017

Especialidades de enfermeria...12 años de historia

Ayer se alcanzó un pacto en mesa sectorial para iniciar la reconversión de las plazas actuales de Enfermería en unidades de Salud Mental para enfermeras especialistas, es el inicio de un camino que continuara con el resto de especialidades previstas en la orden del 10 de noviembre de 2016, publicada en el BOJA núm. 221, de 17 de Noviembre, por la que, en el ámbito de los centros sanitarios del Servicio Andaluz de Salud, se crea la categoría profesional estatutaria de Enfermero/a Especialista y se modifica la denominación de las categorías profesionales estatutarias de matrón/a y de enfermero/a de empresa.
La evolución de la sociedad hace que la atención a la salud de la población deba buscar nuevas fórmulas que sean capaces de abordar este fenómeno de manera global. Para conseguir una atención sanitaria ágil, eficiente y de calidad resulta imprescindible establecer los mecanismos adecuados para responder a las necesidades de la población a través de una redefinición y avance de las competencias profesionales.
Esto comporta una voluntad política de adoptar estrategias encaminadas a mejorar la gestión y asegurar la calidad, que incluye la búsqueda de la eficiencia en el uso de los recursos. En este entorno se requieren enfermeras técnica y humanamente competentes, resolutivas, intuitivas, con habilidades pedagógicas y relacionales para trabajar en un equipo multidisciplinar, con las personas y sus familias, para responder a sus necesidades de salud de una manera adecuada, de forma que pueda suponer un nicho de eficiencia para los sistemas sanitarios.
Las enfermeras desarrollan una práctica asistencial, docente, de gestión, de investigación e innovación en todos los ámbitos donde prestan sus cuidados. Para el desarrollo y avance de estas competencias en el contexto de la atención sanitaria se crearon las especialidades enfermeras, cuya base se encuentra en el Real Decreto sobre las especialidades de enfermería (Real Decreto 450/2005). Con este RD se respalda la incorporación en las CCAA, en el contexto nacional, de la formación de especialistas EIR de Enfermería en todos sus Sistemas Sanitarios.
Los sistemas sanitarios deben asumir la responsabilidad de definir las necesidades de la ciudadanía en estos ámbitos que la normativa dispone, y las competencias que deben implementar las enfermeras especialistas para darles respuestas, así como los puestos necesarios dentro de los centros y dispositivos del Sistema Sanitario para poder ofertar dicha atención.

 


El acuerdo en mesa fue un gran avance, el inicio de una nueva etapa de posibilidades, DISFRUTEMOS DEL CAMINO¡¡¡¡.  


Cuidar de lo esencial: Humanización de los cuidados pediátricos.

Los profesionales sanitarios somos seres humanos al servicio de otros seres humanos. Y tanto nuestra capacidad de trabajo como la propia estructura funcional de la institución hospitalaria contribuye en gran medida a relegar a un segundo plano lo que para nuestros pequeños usuarios es esencial: ser (sencillamente) niños.

Para favorecer la humanización de los cuidados pediátricos Andalucía reguló en 2005 el ejercicio del derecho de las personas menores de edad a recibir atención sanitaria en condiciones adaptadas a las necesidades propias de su edad (Decreto 246/2005 de 8 de noviembre de la Junta de Andalucía).
En esta normativa básica andaluza se recogen iniciativas muy concretas para desarrollar durante un período transitorio que se estableció en 3 años (y que finalizó en 2008). Esta norma aun no está desarrollada por completo en los centros hospitalarios de Andalucía.

Humanizar la asistencia sanitaria pediátrica no es más que potenciar y proteger todo aquello que hace que los niños continúen siendo niños a pesar de estar fuera de su entorno y de sus vidas por un proceso de enfermedad. Así, desde el conocimiento y con la actitud de los profesionales conseguiremos avanzar, evolucionar y revolucionar.

La inteligencia, la tecnificación, todo aquello que es racional será siempre fundamental para curar y cuidar.  Avanzar en la humanización de los cuidados pediátricos permitirá nuevas formas de relación con los verdaderos protagonistas del Sistema de Salud Público de Andalucía, pondrá en valor lo que para ellos es importante, lo que para nosotros quizás pasó desapercibido, no añadirá más dolor al que ya existe entre las paredes de nuestros hospitales.

La estrategia de cuidados de Andalucía debe velar para que la estancia y el recuerdo que quede de ella en cada niño, niña y familiar no sume más dolor al que ya existe, que su sufrimiento sea soportable, que la tristeza se alterne alguna vez con sonrisas que surjan espontáneamente del corazón de los niños (ellos son naturalmente alegres), que las familias sigan siendo refugio y consuelo... que entre todos protejamos lo esencial: la vida... no tan sólo la vida orgánica y funcional... (será también nuestra responsabilidad acompañarles a morir digna y serenamente) sino todo aquello que protege su inocencia y su pureza, que les deja entender el mundo a su manera y que les protege de sus miedos.

Ésta es la propuesta y nuestro empeño: Juntos acabaremos con los monstruos que habitan bajo las camas del hospital. Sólo así los niños podrán vivir su hospitalización más adaptados al entorno, más seguros y optimistas, siendo sencillamente aquello que han de ser: niños en espacios para niños.
La experiencia nos demuestra que una pequeña inversión en el esfuerzo por cambiar procedimientos y actitudes, estilos y viejas normas (y formas) obsoletas aporta grandes beneficios para los pacientes de edad pediátrica y sus familias.

Son muchos los profesionales y centros que a lo largo de estos años han implementado en sus servicios de atención pediátrica procedimientos valientes y novedosos para humanizar la asistencia sanitaria infantil: desde la apertura de las unidades de cuidados intensivos a la realización de protocolos de acompañamiento a los pacientes de alta adversidad... y son también muchos los profesionales que hoy en día trabajan (y sueñan) a lo largo de toda Andalucía por hacer realidad iniciativas de un alto valor de excelencia basados en la humanización, dignificación y protección de la atención sanitaria a la infancia hospitalizada.


“Me pregunto si las estrellas se
iluminan con el fin de que algún día
cada uno pueda encontrar la suya”


martes, 27 de junio de 2017

LA LACTANCIA MATERNA UN PROBLEMA DE SALUD PUBLICA


Mary Stevenson Cassat, Mother Jeanne Nursing Her Baby 1907-1908 
"La La lactancia materna es ampliamente reconocida como la mejor opción para la alimentación infantil y se considera un elemento crítico para la salud pública, y no solo una cuestión de elección de estilo de vida". Con estas palabras comienza una interesante investigación publicada el 22 de junio de 2015 en la revista Public Health Nutrition.

    La superioridad de la leche materna ha sido demostrada científicamente, es ideal además de natural para el recién nacido y el lactante. Los 6 primeros meses de vida de modo exclusivo y como complemento a otros alimentos los primeros 2 años de vida, conociéndose hoy, que los efectos benéficos se prolongan inclusive hasta la vida adulta. Tiene defensas para las infecciones, protege a los niños de muchas enfermedades, no sólo mientras están siendo amamantados sino también en épocas posteriores de la vida, le asegura el mejor desarrollo, es higiénica, práctica, ecológica y gratuita.

   Además los beneficios de la lactancia materna también se extienden a la madre. Las mujeres que amamantan pierden el peso ganado durante el embarazo más rápidamente y es más difícil que padezcan anemia tras el parto, también tienen menos riesgo de hipertensión y depresión postparto. La osteoporosis y el cáncer de mama y de ovario son menos frecuentes en aquellas mujeres que amamantaron a sus hijos.

    Sin embargo las tasas de lactancia materna en España están muy lejos de acercarse a una situación idónea y esto no es un asunto baladí o un tema de “bebés y mamás”, sino algo que perjudica a toda la sociedad y que ha dejado de convertirse en una elección personal para pasar a ser un pilar descuidado de la salud pública.

    Desde que Henri Nestlé inventó en 1860 la primera fórmula artificial para alimentar a los bebés, basada en leche de vaca y cereales, pronto quedó claro que se trataba de un sector industrial muy rentable. Los costes de producción son bajos y el mercado no se agotará porque siempre nacerán niños.

    La nueva conciencia científica del mundo occidental, que tendía a creer con fe ciega que cualquier cosa salida de un laboratorio era de una calidad superior a lo natural, contribuyó a que muchos, incluso los profesionales sanitarios, depositaran la tarea de alimentar a sus hijos en manos de 'la fórmula'. Desde principios del siglo XX y en especial a partir de la II Guerra Mundial, los sustitutos de la leche materna ganaron terreno y muchas madres renunciaron a amamantar a sus hijos. Las empresas llegaban a los hogares a través de la propaganda masiva, basada frecuentemente en la desinformación o en la ocultación de datos relevantes, lanzada a través de los medios de comunicación. Pero también lograron llegar a las madres de forma directa, a través de los médicos y enfermeras. Con frecuencia, tras el parto, las mujeres recibían de manos de sus pediatras muestras gratuitas de estos productos de forma que el mensaje que les llegaba era que el especialista les recomendaba esa opción como la mejor.

    Esto condujo a diversas estrategias para intentar revertir esta situación:
                   

    Actualmente la prevalencia de lactancia materna ha caído a unos niveles drásticos, es necesario que las instituciones sanitarias en un acto de responsabilidad establezcan una Línea Estratégica prioritaria de Apoyo y Promoción de la Lactancia Materna que obligue a todos los centros a cumplir la legislación española e internacional sobre comercialización de suplementos de la leche materna y que dirija y marque el paso de todas y todos los profesionales sanitarios para que todos tengamos el mismo nivel de formación y transmitamos el mismo mensaje si queremos conseguir modificar este comportamiento disruptivo, poco saludable y antinatural en la población.